POEMA, DULCE MELODÍA CANCIÓN BELLA QUE ILUMINA MI VIDA

jueves, mayo 8

Ollantay a mi manera--por: Cristian Silva Romero

En honor a la literatura andina!
Surcando valles y praderas, puedo decir yo, las más bellas, encontré una raza muy distinguida y fina, donde el orden y la lealtad eran las más honrosas virtudes. Aquí también pude encontrar a cierto personaje cuyo nombre era Ollantay, que desbordaba en estas virtudes, era gran y noble guerrero, estaba al servicio de su amo, el inca Pachacutec. Pero, que cierto día la tentación carnal vestida de mujer, venció toda virtud y desencadenó, la pasión del hombre fuera de su alma de guerrero, he aquí la historia la cual les narraré.
Era ya muy noche, Ollantay corría alrededor de las sagradas construcciones, de pronto se detuvo al ver a lo lejos la presencia de una joven mujer a la cual se le acercó:
-Oh Cusi Coyllur, me alegra verte. Tu sola presencia me mantiene en esta dulce blasfemia.
-Solo tenemos unos minutos, luego el sirviente revisará el castillo, para ver si todo esta bien.
-Claro esta, pero no podemos irnos así, tan ingratos a esta tierra que nos dio tanto, haremos una carta de disculpa a tu padre, y rezaremos para que todo salga bien.
-Bueno, pero daros prisa, que ya casi anochece.

Con este breve diálogo, Ollantay se reunió con su amada Cusi Coyllur, que como ya habrán notado, es hija del inca. Esta claro que están dispuestos a huir, ya que entre ellos corre un inmenso amor que va en contra de las leyes morales incas. Ellos tenían el pleno conocimiento de esto, por eso escribían una carta.

-Ya esta terminada, ahora sí, a correr lejos de aquí, donde el sol guarde nuestro amor.

Con estas palabras emprendieron huida, pero al sobrepasar el territorio, se dieron con la sorpresa de que el mismo inca, estaba allí, este con un grito de rabia tiro con fuerza una flecha, en dirección a Ollantay. Este se vio perdido, pero para su suerte, la flecha se perdió sin rastro alguno.

-¡Corre, cholita!, que nos perdone tu padre, pero nuestro amor, no tiene barreras.

Cusi Coyllur soltó una lágrima de alegría, al mismo tiempo que no respondía al llamado de Ollantay.-Corre Cusi Coyllur, corre!... Que te pasa, porque te quedas ahí, nos alcanzarán.

Ollantay en su emoción, no se daba cuenta, Cusi tenía atravesada la flecha cerca de su corazón.
-Vete Ollantay, no mereces morir por mí, vete, algún día el destino nos juntará.

Ollantay soltó lágrimas de rabia, al mismo tiempo que no sabía que hacer. El ejército de Pachacutec corrió tras Ollantay, el cual sin más que hacer, corrió, corrió hacia donde el Sol los guíe, lejos de su amada, que allá quedó tirada.

Las últimas noticias corrían por todo el imperio, la bella hija del inca había sido apresada por intento de huir con uno de sus inferiores. Que acto tan escandaloso, era el solo en el pueblo, era cierto que el inca, por su reputación, dejaría a su hija por largo tiempo en prisión.

Por otro lado, en un sitio que solo un Dios puede ubicar, se hallaba un llanto lastimero, sin duda alguna era Ollantay, quien no cesaba de llorar su desdicha.
Cuenta la historia, que muchas aldeanas se ofrecieron a curar el llanto de Ollantay, pero este se negaba bruscamente. Diariamente entablaba conversaciones con el Destino, palabras profundas que llenaban el corazón más duro: -Porque Destino cruel, me separaste de la razón de vivir, sabes, no se que hago en este sitio, ya no sirvo, el gran inca me echó, me he quedado sin honor y sin amor, que mas desdicha para un inca, hoy pienso seriamente destino, que la muerte es lo mejor ahora.
Para que necesito el placer carnal, que estas mujeres me ofrecen, si yo solí tener un amor verdadero, un amor que se quedó allá lejos, tú sabrás donde la has puesto ahora, pero yo te suplico destino, que si me quieres en vida, dame un motivo para regresar, para volver a ver a quien me enseño a amar.


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1 comentario:

Alumno redactante dijo...

trabaja mejor las ideas, tienes gran talento para escribir, sigue así.